miércoles, 26 de diciembre de 2018

Bergen suite :·



Amarillean las velas, lo sé. Los cabos se sueltan, los palos se tuercen, la madera se pudre. Un desastre tras otro. En las ranuras se acumula polvo desde hace tanto que el plumero resulta inútil. Pero no soy capaz de retirarlo de la ventana. Ni sé los años que luce ahí, presidiéndola. A veces hasta doy un rodeo para llegar a casa por la calle desde donde mejor se ve. El barco en el alféizar. Ni siquiera lo considero un barco. Para mí es un día. Verano. Ni una nube. El mercadillo. Aquel viejo artesano, barbudo, que nos lo vendió.