miércoles, 21 de febrero de 2018

Aquí y allá | Encuentros | EED


No podría afirmar que estaba contento con la plaza que me habían asignado, sin duda en Massachusetts hay mejores destinos, pero con el tiempo agradecí la tranquilidad y también el trabajo que me daba la señora Dickinson, de Main Street. Son harto descuidados los portes postales. Grasa, barro, hollín. A primera hora buscaba sus cartas y con un cepillo las limpiaba concienzudamente. Las aguardaba con anhelo. Eran su vida. No iba a entregárselas tal como llegaban, sucias y descuidadas. De hecho, lo hacía siempre en mano, para recoger las que ella enviaba. Antes que el de Amherst, era su cartero.