domingo, 25 de junio de 2017

Coro de ausentes | LUCES


Charlatana irredenta, 
la luz no cesa nunca 
de hablar. Habla, 
habla, habla. Tantas 
veces sin que la oiga nadie 
ni nadie quiera ya escucharla. 
A la luz no le importa. 
Habla sola. En las azoteas, 
por los bosques en soledad, 
sobre las muchedumbres en las calles. 
Sin que le condicione dónde. 
Habla. A su hablar incluso 
hay quien llama silencio. 
Ni siquiera en las noches calla. 
Una luciérnaga, estrellas, 
la ventana en lo alto de una casa,  
el monólogo de un farol urbano, 
cualquier lugar le sirve para decir. 
Y, a veces, dice sin hablar. 
Y entonces sí la escucho.