jueves, 30 de marzo de 2017

Becqueriana / 105


Baila la tarde una canción lenta, abrazados el sol y la sombra. El sol queriendo ser sombra, la sombra deseando aparecer iluminada. Bailan los insectos entre los restos que quedaron de la merienda. Alrededor de cada miga, un círculo de hormigas danza con su tesoro descubierto. Bailan los ojos cerrados con los ojos cerrados, y a través de su ceguera ven las manos, el pecho, las caderas. Un pie, cuando la impericia lo pisa. Baila la brisa con las hojas del sauce. Los gatos consigo mismos en lo alto de la tapia. Baila la realidad, no deja nunca de bailar.