domingo, 1 de mayo de 2016

PRUNUS TRILOBA - memorias, y 8


Entre las figuras que visitan el jardín prefiero siempre a Ibn Al’Arabi. Se despierta antes de la salida del sol y ya parece que sus ojos vean donde no han prendido los colores. Y puede afirmarse que tampoco mira cuando ve, sino que medita. Aun sumido en las tinieblas siento cómo abandona una mano sobre una rama por acariciar acaso las flores que aguardan el primer rayo para brotar y sé que está pensando. Más. Se diría que está escrutando qué conocimiento hay en el interior de cada palabra que contempla. También cuando me mira. Y tiemblo, yo, Prunus Triloba.