Donde las miradas convergen. Las
monedas. El gorjeo metálico al ser tragadas, al caer en el depósito con un
chasquido. Cuando liberan una de las columnas del templo acristalado. Zigaretten.
Tirar y que la brusquedad del cajón lo extraiga. Celofán. Romper un cuadrado en
el envoltorio. Golpear por la parte inferior. Sentirse otra persona por el mero
hecho de haber encendido el mechero y acercarlo. Un oficiante frente al altar. Zigaretten. Un mago ante la magia. Donde
las miradas cuentan monedas. Las revuelven en el bolsillo con la mano izquierda
mientras se hace un cálculo de la noche por llegar.