viernes, 6 de febrero de 2015

Elogio de los números


No me aburre ojear libros de física. En su intrincada formulación hay algo que fascina, la certeza de que existe ahí un conocimiento, pero que es, para mí que solo los contemplo, inaccesible. Me llama la atención siempre que en las fórmulas matemáticas que los nutren apenas hay números. Y eso sí lo entiendo. Porque los números cada vez son menos ese latigazo frío y preciso de lo objetivo. La vida los carga de significados, es decir, se convierten en nociones subjetivas. Los números acaban por decir cosas nuestras y también cosas por nosotros. Náufragos del mar de la semántica.