viernes, 30 de mayo de 2014

Cuaderno de tapas rojinegras \ 17


Las palabras —la palabra que acabo de copiar y también las que le seguirán— forman antes de aparecer en la frase un montoncito de ladrillos. Retiro una. La sumerjo en el cubo de agua. Unas burbujitas achampañadas salen de cada palabra mientras se sellan sus poros. La extraigo luego y unto un poco de argamasa en una de sus caras. El cemento de los sueños lo he mezclado antes con la arena de lo vivido. Y la coloco en su lugar, siguiendo el nivel que marca un cordel tirado a plomo. Ladrillo a ladrillo, escribo la casa que me acoge.