Cuando tantos coinciden en
alegrarse de que por fin te largues, 13, a mí me gustaría que no te marcharas
tan pronto. Aunque solo sea porque me he acostumbrado a tu número. O porque tu
esencia se queda corta al cabo de solo doce meses. O porque son tantos los que
hablan mal de ti que dan ganas de no acercarse a ese catorce adonde todos
quieren ir. Qué bueno sería quedarse un poco más a solas, año 13, prescindir
del calendario, amparado en tu humildad de combinación fea, de fila ausente, de
piso que no existe. Contigo. Y solos.