miércoles, 12 de junio de 2013

Becqueriana / 17


¿Bajamos a la biblioteca?, me propones. Las nubes realizan por el cielo el paseo de los jubilados y el viento se ha entretenido en alguna taberna del puerto donde anoche descargaron unas cuantas cajas de vino de Madeira. Es un buen momento para leer. Nos atropellamos un poco por las escaleras, algo avergonzados, claro, porque descendemos hacia la seriedad de una biblioteca. El jardín. Leer la letra pequeña de las petunias, memorizar las metáforas de color de las rosas, recitar la sonoridad de las camelias, deletrear el azul de las nomeolvides. ¿Subimos a la hemeroteca?, te propongo luego. Pillín, dices.