viernes, 3 de mayo de 2013

Becqueriana / 14


Las gafas me ordenan el mundo. El cauce desbordado de la realidad se acoge de repente a las leyes de la ingeniería. Cada color regresa a los límites de su dibujo como en la clase de los principiantes. Aflora lo que no existía, emerge lo desconocido. En la biblioteca del paseo cada rostro adquiere título y autor. Las gafas me confirman lo que hay. Todo lo que hay. La hilera de hormigas que sube por las piernas de granito en el monumento al héroe, la polilla que duerme dentro de un pliegue de la bandera. Muchos días prefiero no ponérmelas.