George Grosz
Ayer, qué extraña palabra me repite en la cabeza, cebolla mal digerida. Esta
noche, cuando lo que me estoy diciendo es ahora,
sin más cascabeleo que aquel que las promesas otorgan. Como regüeldo, ayer, otra vez. Señor, como resabio. Y
no, no. Es ahora lo que me digo.
Señal que eriza la piel. Momento en el que la grieta cede, la cañería revienta.
Y hasta que cierren la llave de paso, manantial. O niño que corre con el
cántaro vacío justo antes de tropezar. Ay, dios, qué pesadez. Es ahora lo que digo. Es instante. Es
reventón, ¿me oyes, voz?