Montaña de roca caliza, el presente comparte la erosión de las aguas de la memoria, que abren galerías en su interior y esculpen olas de zozobra en su superficie. Del presente, condicionado por tanto pasado, solo emerge la materia sólida que permanece en pie tras el efecto disgregador de lluvias y vientos. Un recuerdo que traza grietas y hendiduras donde antes hubo piedra. Un presente que mire más la fisura que la roca, contemplada esta como futura ausente, acerca la muerte; pero un presente que olvide el desgaste, no la aleja. Montaña de roca caliza, brillas, tan blanca, al amanecer.