jueves, 12 de julio de 2012

1514


Hierática, la garza observa el temblor de las aguas mientras paciente espera que caracoleen en el remanso de la orilla. Un aroma a espliego, cuyas flores aún cuidan gotitas de rocío, se esparce en compañía de una luz a la que el caño de la fuente ha borrado todos los oscuros.  El Tajo, silente, a lo suyo. ¿Tú eres el benjamín de los Lasso, quia? La pregunta de la mujer desconocida le retrasa del grupo de pillos. Azorado, busca una respuesta al tiempo que los suyos se agazapan. La piedra, certera, astilla la mañana con el estremecedor graznido del ave.