domingo, 9 de octubre de 2011

El pilón de la memoria, 3

Ignacio Fortún. Caracoles, 2002
.
En la gran sala de la vieja casa se abrían tres alcobas donde dormíamos nosotras. Desde el ventanal, que se alzaba sobre los restos de la muralla, se veía nuestro patio, las eras, a lo lejos la Cuesta y el idilio entre los campos de trigo y el cielo. Teníamos las maletas ya en la calle, atadas con cordeles, cuando apareció el hombre que se lo quedó todo y le dio a padre un montón de billetes que abultaban mucho, pero no valían nada. Ahora padre cultiva un huerto, ahí abajo. Si levanta la azada, choca con la pared trasera.