sábado, 10 de abril de 2010

愛の歌

Shakuhachi
A Sakura no la impresionó el primer beso de Hayato. Se lo pudo haber dado en el tranvía, mientras hablaba sin que el traqueteo le permitiera entenderlo. En el parque, el día en el que los cerezos florecieran. En una terraza del paseo marítimo, bebiendo un Calpis. ¿En qué película, se decía Sakura, habrá visto que el amante se declara en un portal idéntico a todos los portales de una calle? Sólo la impresionó el amor cuando fue a saltar sobre un charco —¡cuánto disfrutaba haciéndolo!— y al ver reflejado a Hayato se detuvo y no quiso romper el cristal.