Leo el libro póstumo de Lorenzo Gomis con tristeza al principio, pero con sonrisas al final. Hay poemas en la primera sección cuyas palabras ya son signos: «Dame alegría para dar el salto...». Pero lentamente las páginas lo vencen hacia otro lado: con colores —una fiesta de palabras—, con cuadros —magistralmente contemplados— y con la irrupción súbita de la vida, a borbotones. Hasta el final fue descubriéndola y maravillándose como hacen solo los niños —ahí están los animales encarnados que dan voz al niño que juega—. Es un acierto devolver esta fanfarria al lugar donde nació, la vida.viernes, 19 de febrero de 2010
«Fanfarria» de Lorenzo Gomis, en Pre-Textos
Leo el libro póstumo de Lorenzo Gomis con tristeza al principio, pero con sonrisas al final. Hay poemas en la primera sección cuyas palabras ya son signos: «Dame alegría para dar el salto...». Pero lentamente las páginas lo vencen hacia otro lado: con colores —una fiesta de palabras—, con cuadros —magistralmente contemplados— y con la irrupción súbita de la vida, a borbotones. Hasta el final fue descubriéndola y maravillándose como hacen solo los niños —ahí están los animales encarnados que dan voz al niño que juega—. Es un acierto devolver esta fanfarria al lugar donde nació, la vida.
