martes, 1 de diciembre de 2009

Naranjas con miel

Calle Sant Pere més Baix
El hijo del paisajista carga con los espráis de pintura en dos bolsas de plástico. Al caminar, con el balanceo, chocan los botes entre sí y contra las esquinas; su cantinela metálica le acompaña por las callejas del barrio. Tiene una puerta que pintar. Lleva tres noches soñando con su superficie; primero en blanco y negro, luego fueron apareciendo colores. Si supiera cuáles no tendría que acarrear con tantos. Cuando llega, suelta las bolsas y los espráis saltan por el adoquinado. Hermosa puerta. Volcará su saber en ella. Como quien escribe en un blog, se lo regalará a la intemperie.