jueves, 1 de octubre de 2009

El corrector

Ningún escritor contemporáneo sabe escribir» —clamaba Iban Hechebendrían a las enfermeras mientras repartía por la habitación folios de la novela cuyas pruebas de imprenta corregía. Acababa de cumplir 75 años, 50 de los cuales había dedicado a enmendar originales: era su argumento de autoridad. «Un premio Nobel, tres Cervantes, incontables Nacionales. Ninguno sabe escribir. El archicélebre Casín escribe osco, sin hache; y el académico Louroño en el aplaudido libro El desafuero escribe tres veces gorjear con dos ges». Se lo repetía a quien le escuchara, médicos, enfermeros o celadores. «Algún día escribiré un libro para contarlo» —fueron sus últimas palabras.