jueves, 3 de septiembre de 2009

Me desgarra el corazón

Junto a las puertas del recinto de la Alhambra, una bochornosa mañana de verano. El guía les había dejado solos mientras retiraba las entradas. «Es muy bonita, ya verás», decía Brunhilde, animosa como siempre; «una ricura —subrayaba Mathilda con voz aflautada—, mira qué fotos en la guía». Helmuth insistía en su desánimo. No hay aquí dentro nada que me resucite, iba diciéndose camino del monumento, cuando al pasar junto a un abedul del jardín tuvo una idea que le rejuveneció. Saca una navajilla y sobre la corteza graba en cinco palabras sus obras completas: das zerreißt mir das Herz.