lunes, 1 de junio de 2009

Galería de charcos

Suele considerarse, en tiempos modernos, que las decisiones estructurales —en especial la extensión de un texto— dependen directamente del contenido. No coincide con mi experiencia de escritura. Igual de absurdo resulta escribir un soneto que prescindir de su enseñanza formal: su tensión la pautan los catorce versos, no el tema. El sometimiento del contenido a las formas es la única norma de la tradición que prefiero no olvidar. De ahí las cien palabras: los charcos que quedan en la calzada tras el chaparrón. El breve perímetro de su cristal sucio no capta el bulevar, pero algo refleja. Como el soneto.