miércoles, 3 de junio de 2009

De sitios y jardines

En la caseta de Páginas de Espuma, en la Feria de Madrid, mientras contemplo cubiertas se acerca un tipo alto, con cierta ansiedad, y pregunta: no tendrán ustedes un libro que se titula el sitio de Leningrado. Cómo me hubiera gustado escribir esa novela para este lector. En ella contaría cómo —con la gracia de los cisnes del estanque aún prendida en nuestras sonrisas— nos adentramos en lo más acogedor de la alameda, de la mano, hasta un maltrecho banco solitario donde floreció, en nuestro abrazo, el beso más dulce. El Jardín de Verano es mi sitio predilecto de Leningrado.