jueves, 11 de diciembre de 2008

Alcântara. (Fondo de estanque \ 7)

Polillas en la madrugada,
los tranvías regresan al hangar
de los sueños perdidos. Luz metálica,
herrajes lánguidos, lagartos,
felicidad de grasas tan antiguas
como los versos sincopados.

Te llevé un día a verlo, los dos juntos
de la mano; silencio entre cegueras.

Abierta fruta al mediodía,
la cochera recuerda una vitrina
de dioses, biblioteca de espasmos,
pinchados coleópteros azules,
reino libre de túneles e insultos,
reino apátrida, lejos de los tábanos.

Mi camino cruzaba siempre
por delante: su puerta, mi ventana.

Enigmático dial, destino, cauce,
paciente don de un trazo paralelo.
No es cierto que alcances donde dices,
Vía Muerta.