martes, 1 de abril de 2008

«La madre del capitán Shigemoto», en Siruela.


A través de antiguas crónicas y cancioneros del siglo X, Junichiro Tanizaki (1886-1965) reconstruye la sutil historia de dos donjuanes japoneses. El primero, al estilo occidental — «mujeriego como era, había tenido relaciones con incontables mujeres, a la mayoría de las cuales abandonaba tras una sola noche»—, sucumbe ante la falta del arte de la sutileza del otro, un ministro de la Corte que arrebata una joven mujer a su marido, un viejo gobernador. De la fábula se concluye que el seductor convencional no deja de ser un ingenuo, un auténtico pánfilo, frente a la crueldad que emana del poder.