Como soy un dominguero (alfacinha en portugués) en cuestiones de navegación, no me había enterado de que existía una factoría de cuentos todo a cien. Nunca he querido ser original. Llevo diez años escribiendo (y publicando en una revista) mínimas críticas de libros, aburrida tarea en la que sólo me entretiene ajustarlas a cien palabras, por eso se me ocurrió titular así mi bloc de notas. Ante la coincidencia, decido una rápida mudanza al palacio en ruinas del viejo Visir. Sólo un par de amigos conoce el antiguo domicilio, no veo que importe el cambio. Continúa la misma filosofía zien.