sábado, 1 de diciembre de 2007

«Soliloquio para dos», de Eduardo Moga (La Garúa, 2006)

Hace algunas décadas la fotografía de un cuerpo desnudo se exhibía siempre con una mancha sobre los genitales. Hoy esta misma opacidad, en una imagen análoga, se sitúa sobre los ojos. Si entonces estaba prohibido el cuerpo, ¿ahora lo estará el alma? A partir de una apelación directa a la evanescencia del ser contemporáneo, que parece huir de los cuerpos, Eduardo Moga (1962) ha escrito un extenso poema que se contorsiona como doliente expresión de la pérdida y del sinsentido. Acompañan el desasosiego de los versos las intervenciones artísticas de José Noriega (1948) sobre fotos vulgares con la mirada ciega.