El techo sella pasos
de alguien en otro piso
G de L.
Sé que estoy solo en casa porque me acompañan las tareas de quien habita el piso que hay sobre el mío. Me he sentado junto a la lámpara de pie, con un libro en la mano, y el punto en la misma página donde lo abandoné la víspera. Sobre mi cabeza, la métrica de los pasos, que levemente resuenan en el silencio, desgrana una difusa historia. Del cuarto a la sala, y de esta a la cocina. Y mientras permanezco quieto, se levanta mi pensamiento y recorre el pasillo que conozco en otro que desconozco. Exacta dramatización de mis irrealidades.

