lunes, 24 de noviembre de 2025

38 Miradas



Cómo no supe advertirlo a tiempo. Luego, cuando todo se desató de manera tan desafortunada, qué fácil parecía haberlo previsto. Detener el curso de los hechos antes de que la furia los hubiera dominado por completo y el despeñarse por el acantilado de la vergüenza pública ya fuese, como cualquier accidente, irreversible. En mis manos tuve la opción y la oportunidad. La lectura de los signos lo hacía cada día más evidente, sin embargo, perseveré en el error y en la maldad, y ahora no dispongo de tela para otra túnica ni sé qué aducir en mi defensa.