miércoles, 9 de abril de 2025

28 Miradas



Qué vómito de muertes asola Tebas. Ríos de sangre de una única sangre. El aire transparente de estos campos, el sol que hace reír al agua en cada aljibe, el trino desacompasado de tantos pájaros que resulta imposible memorizar sus nombres. Qué repugnancia de vísceras rodando por la arena. Y quien aún lo oye no puede verlo, huecas las cuencas de sus ojos. La ciudad serena, alboroto de carretas en días de mercado, gentío a las puertas del teatro. Cómo amaba el silencio cuando la guardia cierra las siete puertas y solo llegan noticias del cielo estrellado. Qué letal dilema.