lunes, 9 de septiembre de 2024

Fugas / 01



Nunca irradia tanta blancura la cebolla como cuando el hortelano la arranca del caballón donde está plantada y, tras quitarle la tierra golpeándola contra la pernera de su pantalón, la observa con una sonrisa en los labios y ojos de enamorado. Luego la deja caer en el cesto, junto a las otras, y su mirada absorta no oculta que la atraviesa un pensamiento difícil de determinar. O tal vez sea el estribillo de una canción sin excesiva pureza: Nunca avanzarás solo en el camino. Los pájaros ya emprenden vuelo, ronroneo de insectos, temblor de hojas en el limonero. Otra cebolla.