Creo que la música no se ha
preocupado nunca por explicarse. Con el prodigio de sonar tiene suficiente. De
ahí que las palabras que la describen sean prestadas (color, textura), o del
montón (forma), o tan genéricas que en la lengua sirven para nombrar cualquier
cosa (ritmo, armonía). Con estos cinco conceptos, que solos no van a ninguna
parte, la música es capaz de cautivar cualquier oído. Con ellos la profesora
Maitane Beaumont ha escrito una interesante historia de la música, no
organizada con cronologías, sino por cómo han ido creciendo esos cinco
caracteres fundamentales. Más uno previo, el silencio.