lunes, 5 de julio de 2021

Cuentos del hada jubilada (trigésimo noveno)


Un rectángulo de luz en mitad de la sala. Por un lado, se extiende sobre el banco de madera, junto al alféizar, por el otro sobre las losas de cerámica oscura. Una mancha que reproduce las dimensiones de la ventana y el dibujo de sus travesaños. Tumbados sobre el frescor del suelo, una parte del cuerpo aparece iluminada por los rayos que entran, la otra parte queda oscurecida por la penumbra. Al cambiar de postura, la luz recorre otros lugares de la piel desnuda. Descubren una manera de volver a jugar, la de vestirse con las sombras de la tarde.