jueves, 29 de octubre de 2020

Cuentos del hada jubilada (decimoctavo)



Deja una mano como al azar y certera en el acercamiento. La muchacha descubre sobre sus dedos los dedos de él. Caminan por una calle alborotada. Hablan de cualquier cosa. Ella sonríe y el joven gesticula con el rostro, con el cuerpo, con los brazos. Ha dejado la mano, como por un acaso, junto a la mano que le sonríe. Los dedos se han reconocido. Dos conversaciones, lo que hablan al modular la voz y lo que las manos, en silencio, empiezan a hablar. La primera vez que sus pieles se rozan. El muchacho sujeta la mano, ella la aprieta.