martes, 10 de diciembre de 2019

Dietario de sensaciones, 63



Detrás de las palabras, de su combinación armónica de sílabas y de ideas, existe una partitura. Escrita, como todas, en un sobrio pentagrama. Cinco alambres tensos sobre un patio de baldosas de tierra cocida. Por las mañanas, la luz aprende ahí la lección de las paralelas. Y a veces alguien sujeta bocabajo piezas de ropa equilibristas que se balancean poco o mucho conforme el viento de la tarde sople o ruja. Cuando nadie usa las cinco líneas, una bandada de gorriones se detiene en los alambres. Uno aquí y otro allá. Componen una instantánea casual que se contempla en silencio.