Para que se cierren los ojos que mantienes abiertos y cuando se sobrepongan los colores al negro lo estarás viviendo en la vida que se vive por dentro. Por eso entras la primera en la sala y no tras los créditos, como hacen tus amigas por seguir hablando hasta el último segundo posible antes de que se decrete el silencio. Es tu teoría del cine, Cándida, ese fundido en negro que confunde exterior e interior. Razón por la que se va a ver una película. No para que un chico se siente al lado y le haga a una cosquillas.