jueves, 8 de marzo de 2018

# 584


La luna juega al escondite. Busca árboles altos, edificios, colinas para que nadie la vea. Luego, al entrar en una calle, al salir al claro, ahí está. Dice: aquí estoy. Con su círculo incompleto, pero con una luz que sobrecoge en la oscuridad. Corretea también por el cielo. Unas veces contempla el mundo a sus pies, otras parece que se pueda llegar hasta donde se encuentre sencillamente caminando en esa dirección. La luna, su inquietud, enseña algo sobre el tiempo: que la niña o el niño que cada cual ha sido continúa siendo quien juega al escondite con la luna.