Los sueños empiezan al despertar. Despliegan la energía necesaria para ponerse en pie. Desde el espejo le recuerdan a la persona que mira quién es. Porque un sueño exige a alguien que lo sueñe. Con voluntad, con carácter, con convicción, con insistencia y con alegría de soñarlo. Son la luz que vierte la ventana sobre el pensamiento con el propósito del pintor que elige sus símbolos en la paleta de los colores claros. La armonía que se distingue y recrea entre los sonidos. Las palabras con las que se comprende cuanto acontece. Es la certidumbre de que la vida existe.