Releo a Josep Elias (1941-1982). Le veo siempre buscando caminos (se había ido de casa) por los que me ha sido fácil transitar. En su primer libro en catalán —de título culturalista, en absoluto de contenido— redescubro el profundo sentido moral de la escritura («En nom d’una moral» se titula el segundo texto); sobre todo, como en el poema dedicado a «Niu Iork», cuando no consigue descubrirlo: esa yuxtaposición de imágenes cotidianas que no trenzan ningún discurso apuntan a su otra virtud: el esfuerzo verbal por transmitir la áspera y abrupta textura (leo ahora «La jaqueta de cuiro») del presente.