Esquinas, rincones, recovecos. Los
lugares. Universos en miniatura. La mesa de la cocina. El tronco de la acacia.
La marquesina de la parada del autobús. Cada lugar con su memoria, el relato de
una conversación, de una caricia, de una mirada. Los lugares humildes, casi sin
historia, sin prestigio. Son los que se eligen para permanecer, para charlar,
para quererse. Se impregnan de una historia, una memoria y ofrecen su gratitud,
su no pedir nada a cambio, su hacer sentir tan a gusto. Los lugares minúsculos,
donde la época no se detiene. Ni siquiera los mira. Los propios, los
inolvidables.