La cocina, un rectángulo lleno de milagros. La fuente con frutas. El tarro de la miel. El bote del café molido. El plato con galletas de avena. La panera con las rebanadas recién cortadas. El recipiente con membrillo. Una ventana al patio. La dicha recuerda lugares más hermosos para ubicarse, sin pensar que la humildad suele ser más generosa. Desde la cafetera se desprende un aroma que invita a conversar con alegría. En la bandeja las formas del bizcocho de chocolate imitan a la perfección la felicidad. Una palabra que guardará la servilleta donde se registra el prodigio del momento.