jueves, 25 de diciembre de 2014

Ni por esas. (Pequeño cuento de Navidad)


En la radio, trompetas tempestuosas, violines sinuosos. La marcha Radetzky. Debe de ser Navidad. O quizá el anuncio de unos grandes almacenes. Me asomo a la ventana y veo la raya del peinado de la gente trazada con esmero. Sí, es Navidad. No cabe duda. La música me está animando. Es inaudito, pero la inesperada euforia me incita a acompañar la marcha con palmas. Me acerco al aparato, las manos enfrentadas, y chas, primero mi palmoteo e inmediatamente los platillos del percusionista. Espero el siguiente compás. Yo por un lado, la orquesta por otro. Qué humor de perros. Fuera radio.