martes, 17 de junio de 2014

Nocturno 01


No se gira para mirarla. No ya a los ojos, ni siquiera al escote. Pero puede verla reflejada en el zinc de la barra. Igual que una foto mal hecha. Desenfocada. Una mancha su vestido, los labios pintados, el peinado. Se acerca. Con cuatro cucharadas de azúcar en la voz. Ni así consigue que se dé la vuelta. Que le diga algo. Tal vez que espera a otra persona. Insiste. Lo pasaremos bien. La cabeza le estalla. Abren la nevera, ve cómo desde el recipiente de las hamburguesas gotea un líquido sanguinolento que cae sobre el cuenco de la vainilla.