martes, 18 de febrero de 2014

Machadiana \ 1


La madreselva salta la tapia del jardín y desciende hacia la calle donde saluda con desmelenado gesto a los solitarios. Las sombras ensanchan los bultos por perpetuar, en el crepúsculo, la luz invisible de los jazmines. Sevilla sueña. Las sílabas tintinean. En la página modernista nada es lo que parece. La yedra está alegre con su traje oscuro. Los jacintos desangelados en su remolino de color. Niño que musita palabras emborronadas frente a un caramelo. Las rimas dan las horas desde el campanario del poema. En el azúcar modernista solo existe lo que sueña. Sevilla es también un cartel ferroviario.