jueves, 25 de abril de 2013

Portobello Road


Era la única de clase que tenía que levantarme todos los domingos de madrugada. La única que, desde pequeña, ayudaba a cargar los fardos en la furgoneta, y luego los descargaba mientras padre levantaba la parada con hierros y plásticos, y madre distribuía con primor faldas a un lado, calcetines a otro, cada blusa colgada en su percha. Los domingo, en la misma esquina de Portobello. Siempre la misma ropa delante y rostros distintos que desfilaban. Así el día entero, como ven las actrices el teatro, pero sin asientos ni teatro. Sabiendo que lo vivía todo al revés. La única.