sábado, 23 de marzo de 2013

Becqueriana / 7


Se sientan a la mesa del Café las tardes de verano. Cuando les alcanza el ventilador giratorio melenas y rizos tiemblan un instante. Uno, con ojos inventados, explica cómo escribe la partitura para una sinfonía de la ciudad. Cuando ha de sonar una moto con el tubo de escape recortado, la dibuja en el pentagrama. Otro cuenta que se acerca con sigilo cada noche hasta su sueño para descubrirse soñando. El súbito oleaje del ventilador vuelve a erizar sus cabellos a su paso. La espuma de las cervezas consumidas, émula acaso de los artistas, graba sus abstracciones en los vasos.