domingo, 26 de junio de 2011

Fenêtres d'Aude, et 7

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En la juventud uno cree que la vida es como un barracón de feria. Tras la última jarana, se madruga, se quitan las estacas, las maderas quedan apilados en la caja del camión y junto al rectángulo de lo que fue la experiencia sólo se ven las manchas oscuras de la orina en el suelo. Uno se siente nómada de feria en feria, a cuestas con la provisionalidad de la juerga y basta. Pero la vida tiene días, y cada día es un sólido sillar que se asienta sobre la piedra del día anterior y crece dejándole a uno dentro.