domingo, 1 de mayo de 2011

Buenos días, noche 1

Los postigos cerrados cuelan el tenue resplandor de un hilo de luz. Ha llegado el día y me levanto para abrirle la ventana y dejar paso a su ímpetu. El cielo ambarino, la brisa fresca, las flores de los tiestos recién salidas del obrador nocturno. Voy a regresar a la cama, y al darme la vuelta mi rodilla tropieza con un mueble que no he visto. El cuarto permanece a oscuras, con el único matiz del punto rojo del despertador en el otro extremo. Compruebo que no haya cerrado la ventana por error. Miro adentro y veo sólo oscuridad, noche.