sábado, 1 de enero de 2011

Amauante

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—¿Es este el camino a Emaús?
—Si no llevara una venda lo vería por sí mismo.
—Mi caballo ve las vueltas del camino y las piedras que lo entorpecen, ¿sigo la buena dirección?
—¿Ha sufrido algún daño? ¿Le molesta el aire, el polvo, el sol?
—Por aquí, ¿llegaré a Emaús? Solo esto quiero saber.
—¿Alguien se los ha vendado, cierto? Puedo ayudarle a desatar el lazo. Tengo un cuchillo.
—Un cuchillo no. Mi caballo ve. Se asustaría. Mi caballo son mis ojos.
—Se equivoca.
—¿No es este el camino a Emaús?
—Con sus ojos lo vería.
—¿Emaús?
—Vendados, ¿por qué?