miércoles, 1 de diciembre de 2010

Nubes, 1


«Mira qué cielo tan impresionante» —le digo exaltado a mi hijo. «Papá, las nubes no tienen ningún interés» —responde mientras escarba entre la hojarasca en busca de larvas de cetonia. Me deja a solas con las nubes. Con mi edad. Si mi padre me hubiera pedido alguna tarde que levantara la vista del libro para ver el cielo le hubiera respondido cualquier tontería sin quitar los ojos de la página. En el altillo conservo los libros que leía entonces, ganando amarillos. Las nubes que contemplo ahora no las podré guardar. Es como si por fin dejara de ser yo mismo.