Histoire du Soldat, Igor Stravinsky
Sveta aprovechaba cualquier cristalera para contemplar su corte de pelo, en especial le gustaba mirarse de reojo al pasar frente al bar donde se reunían los reclutas parlanchines de un cuartel próximo a su casa: repentinos silencios y miradas atentas, también la suya, confluían en el dulce balanceo de su media melena. Una tarde, junto a la boca del metro, haciendo cola frente al puesto de kvas, habló con un soldado. «Me llamo Rodion», él. «Ah, Rodya», ella. «Estas cosas sólo pasan en las novelas», él. «Pide, que nos toca, Rodya», ella, meneando la cabeza. «Ni en las novelas», él.